martes, 14 de octubre de 2008
De perro guardián de la democracia...
En su día, el caso Watergate elevó al periodismo al Olimpo de las ciencias sociales. Por primera vez, una disciplina tuvo el arrojo suficiente de plantarle cara al gobierno del país más poderoso del mundo: dos simples profesionales de la información, Carl Bernstein y Bob Woodward, lograron que el entonces presidente de EE.UU., Richard Nixon, dimitiera de su cargo. Quizás nosotros no valoremos aquello, pero los ciudadanos estadounidenses (y por extensión del resto del planeta) se dieron cuenta de que con el periodismo ninguna persona podría abusar de ellos y engañarlos, pues a los trabajadores de la información les sobraba valor para desenmascarar al más pintado.
Hoy, el periodismo ya no es esto. Los estudiantes soñamos con que el día de mañana aplicaremos el método objetivo; o que seremos partícipes de las decisiones del congreso al formar a la opinión pública; y también que jamás permitiremos que nadie atente contra la democracia. Nada más lejos de la realidad. Incluso la libertad de expresión, ése derecho que parece el más básico de los periodistas porque sin libertad no te puedes expresar, se está perdiendo; para muestra un botón: el pasado 12 de octubre, día de la hispanidad, no se permitió la entrada de periodistas a la audiencia oficial para evitar los chismorreos que pudieran ocasionar los comentarios entre las personalidades (el “desliz” de Rajoy era todavía muy reciente). Hasta aquí se puede entender: un simple veto a los periodistas para evitar malentendidos; el mal gusto llega cuando uno se entera de que los principales “jefazos” del mundo de la comunicación, aquellos que defienden a capa y espada a sus trabajadores cuando la tarea es informar, sí que estuvieron presentes en la audiencia oficial (http://periodistas21.blogspot.com/2008/10/real-hipocresa-periodstica.html).
Pero no es el único caso, y eso que estamos en España. Creo que os sonará el nombre de un tal Vasile. Sí, ese hombre que hace y deshace en Telecinco a su antojo: quita el Tomate para reinventarlo en “Angelino” o “Xq no te callas”, recientemente desaparecido también; se inventa programas muy cívicos como “El juego de tu vida”, en el que sus participantes confesarían hasta el asesinato de Kennedy por un puñado de euros; le da toda la bola del mundo a Gran Hermano, que ya está en su 10ª edición; pero, lo más alucinante, es que no le tiembla el bolsillo para darle 70.000 euros a una mujer que se vanagloria de no auxiliar a un hombre que ha estado más cerca de la muerte que de la vida porque tenía un defectillo: era honrado y acudió a salvarla porque la vio en peligro. Sin embargo, algo no iba bien para la cadena de Fuencarral: un grupo de amigos, de profesión cómicos, tenían la decencia de criticar en lo que se estaba convirtiendo su cadena. Problemillas fuera: denuncia contra la cadena y prohibición de emitir sus programas sin permiso previo (http://www.lavanguardia.es/lv24h/20080919/53542672894.html; http://derechoynormas.blogspot.com/2008/09/la-sexta-telecinco-y-la-propiedad.html).
¿Ha pasado el periodismo de ser el perro guardián de la democracia a convertirse en un perrillo faldero de las élites? ¿Hasta dónde llega realmente la línea de la libertad de expresión? ¿Seremos los futuros periodistas capaces de cambiar la historia o nos veremos atrapados en un callejón sin salida? Son preguntas que seguro que tienen respuesta, pero los miguelitos sólo exponemos el tema. ¿Quién se atreve a ser el primero en responder?
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1 comentario:
Creo que depende de nosotros, los que estaremos en los medios dentro de unos años, los que vemos los programas, los que compramos los periódicos y navegamos en la blogosfera. Dependerá de nosotros, protagonistas en primera línea, si aceptamos o no lo que nos marquen nuestros jefes y si compartimos o no esa manera de pensar. Ante todo que impere la justicia sobre las opiniones, y que seamos fieles al buen periodismo.
Un saludo, PF.
cinesobrepapel.blogspot.com
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