jueves, 6 de noviembre de 2008

Renovarse, es fácil, y con la UMH, es posible

Hola a todos y todas. Hoy que me toca a mí escribir en el blog, voy a dejaros una crítica constructiva sobre nuestra universidad, la Miguel Hernández.

No sé si os habréis dado una vuelta por Atzavares. Situado en lejanas tierras, impregnadas de sabiduría en sus rojizas paredes y en sus cercanías, custodiado por unos militares bárbaros: los estudiantes de Periodismo. Eso es la base de todo. Nosotros, porque yo me incluyo, damos clase en estas tierras. El problema es que parece que sólo estemos nosotros en el mundo, porque el edifico goza de visibilidad al frente gracia a sus llanuras. En la lejanía, el gran Altabix, con su CEGECA, su reprografía y su gran cafetería. Nosotros sin embargo, poseemos a una bellaca imitación, que los grandes dirigentes de este mundo nos la colaron. También divisamos en el horizonte a otras construcciones como el Altet , un edificio que parece triste por sus únicos colores y la nueva nave del misterio. Le han dado el nombre de "Isla Tabarca" y se supone que está destinada a ser una especie de club social, con abundantes ordenadores de acceso público, es decir, una sala de reunión para reír. La llamo nave del misterio porque es misterioso pensar que hay no caben 80 ordenadores, como hemos podido leer, y por la forma que tiene: parece algo mu extraño.

Pero esto no es nada malo. La universidad crece, y para crecer debe afrontar la construcción de edificios, aunque parezca un poco raros, de carreteras que comuniquen unas zonas con otras y así, podría deciros una larga lista. La crítica que hago es a nosotros mismo. Más que una crítica, es una reflexión. Si tanto nos estamos quejandode as deficiencias de toda la universidad, de que si hay que andr mucho, no hay aparcamientos para los coches o motos y que si "vivimos" dando clase sólos, cando los albañiles estén dándole "al pico y a la pala", pienso que quejarse del ruido no es lo más molesto. "¡Ese cristal va a rebentar!", dijo el otro día un compañero de clase cuando temblaba un cristal de la puerta. Es verdad que es molesto el ruido y que para da clase, al menos a lo que a mí me respecta, inquieta. Pero si queremos crecer, debemos aguantarnos. Para presumir, hay que sufrir. Yo, el primero.

1 comentario:

Transistor amarillo dijo...

Si señor. Muy buena entrada. Está claro que la universidad está creciendo y que, aunque quizá nosotros no lo veamos, se transformará en una genial universidad.

Para presumir hay que sufrir...está claro pero es que nos gusta quejarnos de vicio!!!