Los años pasaron y pasaron, y la aldea volvió a ver la luz. Los mensajeros alababan las buenas dotes de los Reyes, y hablaban de “milagro”, pues los aldeanos volvían a ser felices y la villa era de nuevo una de las más prósperas del lugar. Además, los habitantes del poblado estaban encantadísimos con sus Reyes, y se vanagloriaban de que eran los mejores del condado, pues escuchaban las preocupaciones de sus súbditos y siempre tenían una sonrisa para ellos.
martes, 4 de noviembre de 2008
El poder del mensajero
Erase una vez una pequeña aldea que vivía en las tinieblas debido a una cruenta batalla entre sus habitantes años atrás. Los ganadores gobernaban desde entonces con mano firme a los aldeanos, y la pequeña aldea no mantenía relaciones con ninguna otra a causa del agrio carácter de su Jefe. Pasaban los años y el sol no brillaba por aquellas lejanas tierras, pese a que eran costeras y disfrutaban de un clima mejor que en muchas otras aldeas de la zona. Los aldeanos, conocidos en todos los condados por su alegría, se convirtieron en personas tristes que sólo podían trabajar, y se resignaron a ver cómo el Jefe y sus amigos llevaban a la aldea hacia la ruina.
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