miércoles, 12 de noviembre de 2008

En nombre del morbo, amén

Anoche, mientras en Telecinco Mercedes Milá continuaba dando “sorpresitas” a los concursantes de la casa de Gran Hermano, en La 1 de TVE emitían el fantástico reportaje del periodista francés Dominique Mollard sobre la inmigración. Nuestros compañeros de Cine Sobre Papel ya lo comentaron ayer en su blog, y desde mi punto de vista, es una reseña muy buena sobre el reportaje de este periodista francés, por lo que no dudéis en visitarlo. Pero mi artículo no tratará sobre este trabajo de investigación de uno de los principales problemas del siglo XXI, sino de una preocupación que me acompaña desde hace algún tiempo: porqué para ver una televisión de calidad tengo que aguardar hasta medianoche.

Siempre se ha dicho que el/la espectador/a español/a (diferencio bien para que no se me acuse de machista desde cierto ministerio) es una persona con tendencia casi exclusiva al morbo. En cierta manera es así, pues es la única forma de entender que Gran Hermano ande ya por su décima edición; no obstante, en España también se hace una televisión de calidad, y “Destinos Clandestinos” es su ejemplo más reciente, pero no el único. El problema es que esa televisión de calidad se realiza a partir de las 12 de la noche, cuando poca gente queda viendo la caja tonta, y programas muy recomendables pasan completamente desapercibidos.

Porque yo opino que es más interesante conocer la dura travesía de cientos de personas que anhelan la libertad que ver bailar a Ana Obregón. Encima nos sale más barato, ahora que estamos en crisis.

1 comentario:

Deepthroat dijo...

Precisamente por eso es la décima edición de Gran Hermano (en prime time). Porque los que preferimos ver otra cosa somos minoría.

Y mientras yo veo buenas series en internet mi madre engorda la audiencia de "¿Dónde estás corazón?".

Lo de "bueno" y "mejor" es tan subjetivo...